Acabo de saber que un amigo murió. Su mujer y su hijo me contaron que, de repente, su corazón paró de batir. Conocí a Farouk cuando le invitamos a participar en el Grupo del Golfo, un grupo de discusión o mejor dicho de intercambio de opinión y experiencia que formamos hace más de 21 años cuando estalló la guerra en el Golfo. Es un grupo de amigos que viven en Amsterdam (y algunos en otras ciudades) y vienen de varias partes del mundo.
Farouk es un pensador y escritor que nació en Tunesia y vino a Holanda, viviendo primero en Francia, Algeria y Estambul. Él es hijo de padres y abuelos turcos y tunisienses. Cuando recibí la noticia (hace media hora) tenía que llorar. Vi su cara, vi su presencia en nuestra casa y en otras casas de amigos donde nos reunimos en el Grupo del Golfo. Vi su sonrisa y su pensamiento callado, que soltaba a veces cuando yo le invitaba a hablar, lo que yo hacía muchas veces, como el moderador del grupo. Farouk siempre nos contaba cosas interesantes y emotivas. Cuán bello podía contar sobre su abuelo turco que era artesano de fez para el corte en Estambul!
Hemos perdido un gran amigo de este mundo que es nuestro.
Ahora, por primera vez, busqué en Google su nombre y encontré una carta lindísima que Farouk escribió a la reina de Holanda el 4 de mayo 1993, en que declara su amor por Amsterdam.
Farouk empezó su carta diciendo que ama Amsterdam "por los ciclistas que pedalean contra el viento, el ciclista que anda con un bebé delante de su vientre y otro por la espalda, precedido por un niño en una bicicleta pequeña con banderita de color naranjo, el órgano de calle que se mueve con dificultad por la multitud de gente en una calle de compras y llena el aire con su música nostálgica, cantada por voz interior por la gente que pasa y acompañada por el ritmo de la cajita de cobre en que el organista colecta la moneda ofrecida..."
La carta habló de mucho más lo que Farouk amaba de Amsterdam y terminó diciendo: "Me gusta sentirme en casa y en Amsterdam me siento en casa."
Qué pena que Farouk murió tan de repente. Desde ahora, cuando ando en bici por Amsterdam, voy a recordar en cada esquina lo que a Farouk le encantaba en vivir aquí. Él escribió su carta a la reina para obtener la nacionalidad holandesa, y la obtuvo mucho más rápido de que hubiera pasado por la vía burocrática normal. Además, el alcalde de Amsterdam le invitó altiro a venir a la casa municipal. Antiguamente, nuestra casa, en que se suele reunir muchas veces el Grupo del Golfo, era la casa municipal de Nieuwendam, entonces Farouk ha sido aquí y en las demás casas donde nos reunimos tanto huésped como anfitrión de la ciudad que tanto amaba. Digo anfitrión, porque para mí el que vive en un lugar en que se siente en casa es tanto huésped como anfitrión.