Friday, May 31, 2019

Hace 106 años

El año pasado estuve en el puerto de Genova y mi tío Luigi (Gino, hermano de mi abuela italiana) estuvo allí hace 106 años, según la cartolina de arriba que él mandó a su madre y hermanos. El puerto de Genova ha cambiado bastante, como se puede ver en el vídeo de abajo que hice el año pasado:


Thursday, May 30, 2019

Mi diario de Alpujarra (6) - Un hombre con ojos ardientes


Al anochecer estábamos de vuelta en Órgiva. En la mesa estaba sentado un hombre con ojos ardientes, de Soportujar. De su aldea solo quedaba una quinta parte de la población, dijo, el resto había ido a los Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia, Alemania, etc. Quería ir a Japón. Había estado casado con una mujer japonesa, tenía dos hijos con ella, había trabajado en China y en la Unión Soviética para la contrainteligencia japonesa y había recibido un premio por eso, dijo. Historias sobre conversaciones que él grabó en cinta, cómo sabía mantener la boca cerrada, "mudo", dijo, dibujando una línea horizontal con los dedos, campos de trabajo rusos y, finalmente, su filosofía con respecto al matrimonio

(texto de mi diario de Alpujarra, diciembre 1981; en la foto está mi compañera en Nicaragua, en 1982)

Mi diario de Alpujarra (5) - Al principio nos miraba con sospecho

El camino a Soportújar iba recto hacia arriba. Una mujer estaba en lo alto de la calle. Sus hijos trabajaron en la industria de textil en Enschede durante 12 años. Vinieron con sus esposas e hijos cada año durante unas pocas semanas, más tiempo no estaba permitido. Caratauna no era nada, dijo la mujer. Pero Soportujar era aún más atrasado, los hombres bebían mucho allí y luchaban.
Más arriba en el camino estaba un hombre cortando con la hoz un pedazo de pastizales irrigados. El pasto era para las vacas. Él pensó que venimos por don Rafa. Un poco más alto, con lo que resultó más tarde ser la esposa del hombre, estábamos hablando con una mujer. Tenía un paño azul en la cabeza, parecía una mujer turca y al principio nos miraba con sospecho y luego con ojos centelleantes en la conversación.
Sus dos vacas se habían vuelto demasiado delgadas debido a la sequía. Eran animales hermosos, los usaban como animales de tiro. Fueron acompañadas por dos terneras.
Un hombre de aspecto algo trágico con una gorra apareció repentinamente sobre nuestras cabezas. Un gallo y unos cuantos pollos de él fueron mordidos hasta la muerte.

(la foto es de mi estadía en Nicaragua en 1982, el texto viene de mi diario de Alpujarra de 1981)

Wednesday, May 29, 2019

Mi diario de Alpujarra (4)

Y el siguiente año, en 1982, estuve tres meses en Nicaragua (y otros meses en el sur de EEUU, México, Costa Rica, Pánama y Brasil). Pero seguiré en este blog citando de mi diario de Alpujarra. Sí, en la foto de arriba, soy el segundo a la izquierda. Escribí varios posts en este blog sobre mi estadía (estancia) en Nicaragua en 1982, como p.e. este: Tiros y diarios

Mi diario de Alpujarra (3) - "Está abierto", dijo malhumorada.

Nuestra casera había sugerido hacer excursiones de un día a las montañas desde Órgiva. Ciertamente tuvimos que quedarnos unos días! El jefe de la papelería, con su nariz gruesa y roja y sus pesadas cejas de color rojo claro, no tenía un mapa detallado del área, pero sí enumeraba toda una serie de hermosos nombres de lugares. "Y luego te quedas allí y luego vas al día siguiente a ..." El mismo había estado en todas partes. "Pero", dijo, "no necesitas un mapa en absoluto. Simplemente pregunte a la gente dónde está el camino (trocha) que va allí.” Nos mostró la trocha a lo largo del Río Chico a Bayacas, Caratauna.
En Bayacas comimos un sándwich bajo los eucaliptos y bebimos ese delicioso néctar de albaricoques. En un periódico regional leí un artículo sobre un profesor de economía que pensaba que la universidad y las empresas deberían trabajar juntas. Él mismo era comisario de un gran banco español y fue tratado con honores por el periódico.
Seguimos por el camino de Caratauna. Los hombres que estaban trabajando en el camino yacían al lado en el sol. Órgiva era un lugar agradable, dijeron, tenía buenos bares. Momentos después llegaron sus compañeros y hubo que reanudar el trabajo.
Caratauna es un pueblo pequeño, empinado contra la colina. Cerca de la iglesia oí la voz de una mujer cantando desde una casa. Probablemente estaba ocupada con algo, según su forma de cantar. El café estaba cerrado, pero después de que una anciana servicial llamara, apareció una mujer en la puerta. "Está abierto", dijo malhumorada.
El café estaba oscuro por dentro, las manos de la indiferente mujer olían a lejía. Desvergonzadamente, comenzó a mover palillos de dientes en la boca. La anciana que había llamado entró con otra mujer. Pidieron una Coca Cola y una cerveza. "¿Ni siquiera me ofrece una tapa?", dijo la anciana burlonamente.

(fragmento de mi diario de diciembre de 1981) 

Mi diario de Alpujarra (2) - La oficina de Correos

Diciembre de 1981
Después de cenar paseamos por el pueblo [Órgiva]. Aafke quería llamar a una amiga y le preguntó en diferentes bares dónde tenían un teléfono, si eso era posible. De ninguna manera, dijo una mujer detrás del bar, el contador del teléfono solo funcionaba en España. Ofreció cambiar el dinero de Aafke para que pudiera llamar en una cabina telefónica.
A la mañana siguiente Aafke volvió a intentar llamar a la oficina de correos. Había indicaciones con CORREO por todas partes. Era una oficina de correos nueva, bastante grande. Había tres hombres, uno de espaldas a nosotros, clasificando las cartas, otro sentado detrás del contador de sellos y el tercero detrás del giro (banco). Los dos últimos se sobresaltaron, uno se refería al otro, pero el tercero, el clasificador de correo, se dio la vuelta y respondió. Esto no va a dar resultado, pensé, y conociendo a Aafke en su persistencia, preferiría sentarme afuera y esperar. Un rato después, Aafke salió de la oficina soltando en una risita. No había teléfono ni sellos, habían dicho en tono de disculpa, ella podía comprar sellos en ese estanco allí cerca.

(fragmento de mi diario de diciembre de 1981)

Tuesday, May 28, 2019

Mi diario de Alpujarra (1) - ¿Para cuántas noches?

Diciembre de 1981
Desde Nerja por la tarde a las cuatro en punto en autobús a Motril para continuar desde allí a Órgiva. En Motril una estación de autobuses en la colina, a las afueras de la ciudad. Tomó algún tiempo antes de que el autobús saliera a Órgiva. Caminamos por barrios limpios de clase trabajadora. En el centro comercial la gente compraba para Navidad. Muñecas por todas partes en las tiendas y el niño Jesús en todas las versiones posibles, algunas con ojos casi reales. En una tienda, la televisión en color se promovió mediante grabaciones, repetidas rítmicamente, de partidos de fútbol acompañada por música ruidosa.
Era el momento de volver a la estación de autobuses. Un joven borracho me pidió un cigarrillo. "No fumo, nunca". Fueron principalmente niños de escuela quienes subieron al autobús a Órgiva. Aafke vio una estrella increíblemente brillante. "Pregúntale al joven qué es". "Está borracho", le dije. "Creo que es la Estrella del Norte".
Cuando salimos empezó a oscurecer. Dos horas después llegamos a Órgiva, las farolas estaban encendidas. Una calle empinada hacia arriba, niños jugando, vimos ninguna pensión. "¿Hay una casa de huéspedes por aquí?", le pregunté a un hombre que estaba apoyado en un poste de la puerta. "Aquí al lado", dijo.
Un gran patio, lleno de flores y plantas. Detrás de una cortina de cuentas, la voz de una mujer. Sí, ella tenía una habitación para nosotros, con una cama grande. ¿Para cuántas noches? No lo sabíamos todavía. Subimos una escalera en el patio, un portal, y luego otra escalera. Más tarde oímos que solía ser la posada.
"¿Podemos comer en algún lugar aquí en Órgiva?" "Sí, conmigo", dijo la mujer, "tendré la cena lista a las nueve".
Cogí la guitarra que compré en Nerja, la toqué suavemente, suena genial. Aafke se puso otra ropa. A las nueve en punto cruzamos el patio hasta una esquina que estaba separada por una gruesa cortina roja oscura. Una niña de unos trece años estaba sentada en una mesa redonda con libros frente a ella. Estaba haciendo su tarea. Aafke miró el libro de matemáticas y le resultaba difícil. La niña no era tímida, incluso un poco curiosa, pero seguía con su tarea. En la esquina, en una elevación, el televisor, más dos mesas rectas. Era el salón y comedor a la vez. La mujer vino con un tazón de fuego de leña ardiente y lo puso debajo de nuestra mesa. Brenan lo describió en su libro Al sur de Granada y lo relacionó con una filosofía algo absurda sobre la falta de espíritu empresarial de los españoles.

(fragmento de mi diario de diciembre de 1981)

Monday, May 27, 2019

Antonio Tabucchi - Cartas del pasado

Hoy quiero citar de una novela de Antonio Tabucchi que estuve leyendo hace veinte años en un viaje a Ottawa y sobre la cual conté en una carta a una amiga latinoamericana (entonces cito de mi carta de hace 20 años).
Hay dos personajes principales en el libro: un periodista joven (que vive en Lisboa) y un abogado viejo (que vive en Porto). El periodista viaja a Porto para investigar un asesinato; el abogado es un hombre muy especial, que el lector va a ir conociendo de poco a poco. A la mitad del libro hay una escena en un restaurante, al que el abogado ha llevado al joven periodista. En la conversación entre ellos, es el abogado que manda, que le hace preguntas "raras" al joven periodista. Le enseña al joven que es importante en la vida, y que no. Así llega un momento en que el abogado le dice al periodista: "Usted sigue decepcionándome, joven, porque Usted trata de ser inferior a su mismo, y no tenemos que ser inferiores a nosotros mismos."
Y como el abogado le está enseñando sus lecciones de vida y el periodista se cree inteligente, llega un momento en que el periodista le pregunta impetuosamente:
"Pero Usted, en qué cree?"
"Usted me hace una pregunta personal?" preguntó el abogado en un tono irritado.
"Y por qué Usted me hace esta pregunta?"
"Porque Usted no cree en nada," dijo Firmino (el periodista se llama así).
El abogado sonreía. Firmino tenía la impresión que él se sintió incómodo.
"Podría creer en algo, por ejemplo, que a Usted le pareciera fútil (de ninguna importancia)," le contestó.
"Dame un ejemplo," insistió Firmino, "algo que me puede convencer."
"Un poema por ejemplo," contestó el abogado, "un par de canciones, aparentemente de ningún valor, pero tal vez de mucha esencia, o podría ser por ejemplo esto: 'Todo lo que he conocido, tú me lo escribirás como memoria, en cartas, y así te lo contaré yo también, a ti, el pasado.'"
El abogado se quedó callado. Había descorrido su plato y con su mano maltrató su servieta.
"Holderlin," siguió, "un poema intitulado Wenn aus der Ferne, quiere decir Como desde lejos, es uno de sus últimos poemas. Digamos que puedan existir personas que esperan cartas del pasado, le parece aceptable de creer en tal cosa?"
"Tal vez," contestó Firmino, "podría ser aceptable, aunque me gustaría entenderlo mejor."
"Es muy sencillo," murmuró el abogado, "cartas del pasado que posiblemente nos expliquen un episodio de nuestra vida que nunca hemos comprendido, o que nos den alguna explicación que nos posibilita de entender el sentido de todos estos años que han pasado, del sentido que se nos escapó en aquel entonces, Usted es joven y espera cartas del futuro, pero supóngale Usted que hayan personas que están esperando cartas del pasado, tal vez yo fuera uno de ellos, le digo más, yo me pongo a imaginar que algún día estas cartas me llegarán."
Tomó una pausa, hizo fuego a un cigarro y preguntó: "Y tiene Usted alguna idea como yo me imagino que llegarán estas cartas?"
"No tengo la menor idea," contestó Firmino.
"Bueno," dijo el abogado, "como un paquetito con una cinta rosada y un perfume de violetas. Y este día pondré este paquetito bajo mi nariz grandote, desabrocharé la cinta rosada, abriré las cartas y comprenderé una historia nunca comprendida, saldrá luz sobre una historia fundamental y única, algo que puede pasar solamente una vez, algo de que los dioses nos permiten que pasa una vez en nuestra vida, pero al que no le dedicábamos la debida atención."
Nuevamente pausaba, más largo tiempo esta vez.
"Porque," continuó el abogado en un tono bajito, "que faites-vous des anciennes amours? Eso yo me lo pregunto también, que faites-vous des anciennes amours? Esto viene de un poema de Louise Colet, y continua así: les chassez-vous comme des ombres vaines? Ils ont été, ces fantômes glacés, coeur contre coeur, une part de vous-même. (...)"

Thursday, May 16, 2019

Getty Museum


Tuesday, May 07, 2019

Limpiar

Mi nieta se apura para limpiar algo.

Sunday, May 05, 2019

Bailando

A mi nieta le gusta bailar.

Thursday, May 02, 2019

Colza - koolzaad

El lago (IJsselmeer) es lo que era el Mar del Sur (Zuiderzee), antes de la construcción del dique en el norte de Holanda que lo transformó en lago. El lugar de la foto está cerca de mi casa, a unos  cinco kilómetros, subiendo al bici y siguiendo el dique en que está mi casa llegarás al sitio. Las flores son koolzaad. Creo que se llama colza en castellano, que es la misma palabra, y diciendo koolzaad en holandés suena casi igual que colza en castellano. Tomé la foto hace un par de días.