Saturday, January 30, 2021

"Nacer y seguir a vivir es excepcional, morir es normal."

Hablé de mi tío paterno en el post anterior y podría contar más sobre él. Publiqué un post más o menos igual, en francés e inglés, en mi página de facebook y tengo la impresión que mis 'lectores' en facebook miran solo la foto y comentan con un 'like' o 'corazón'. Leer textos no va muy bien con facebook, parece.

Sigo escribiendo textos en facebook, porque pienso en distintos idiomas y francés, italiano o inglés no son las lenguas de este blog.

Esta mañana (ahora son las 10:43 de la mañana, pero este blog sigue con la hora de California en los EEUU y allá está todavía temprano; es lindo allá temprano como pueden ver en este cortometraje mío) escribí en facebook: "Nacer y seguir a vivir es excepcional, morir es normal."

Están (estáis) de acuerdo? (jaja, ya sé que nadie me va a contestar)

Cuando colgaré una foto aquí en este blog (que tengo que buscar y elegir) no hay nadie que dice: lindo!

Friday, January 29, 2021

Fondad - Foro sobre la deuda y el desarrollo

Leí en mi diario sobre los primeros años de Fondad, el foro internacional que fundé en 1987, es decir que ese año encontré la financiación necesaria para iniciar sus actividades y establecer una oficina en La Haya, en un edificio antiguo ambientado con tapiz en el piso y también en una pared a tu izquierda mientras subías las escaleras al primer piso donde nosotros, el personal de Fondad, teníamos dos cuartos grandes y una cocina separada.

Fue una oficina en la que inmediatamente me sentí como en casa. ¿Por los candelabros y el parquet, y por la mujer morena del dueño?

Después de un tiempo, no recuerdo cuántos meses, me enteré que ella conocía bastante bien al hermano mayor de mi padre, el único hermano de mi padre, y que él estaba bailando en el gran salón del primer piso, en el lado izquierdo del edificio. Afuera, en el frente del edificio, había un letrero que podría iluminarse, creo, que decía, en letras elegantes: Dansinstuut Koppes, Instituto de Baile Koppes.

Resultó que mi tío no solo estaba bailando en la gran sala junto a mi oficina en el primer piso, sino que también era amigo de la dueña. Ella y su esposo eran buenos bailarines, ellos eran los que dirigían el instituto de danza.

Y ese mismo año 1987 resultó que ella, la dulce señora morena del instituto de danza, supo que algo malo iba a pasar esa misma noche cuando mi tío se despidió de ella al final de una fiesta de baile. "Vi en sus ojos que se estaba despidiendo de mí para siempre", me dijo más tarde cuando supe que había tenido un derrame cerebral.

Fue un accidente cerebrovascular fatal, que resultó en su muerte unas semanas después. Entonces, en menos de un año, estaba organizando el entierro de dos parientes queridos: mi madre en el otoño de 1986 y mi tío en el otoño de 1987.

Cuando falleció mi madre, ella supo que yo estaba casi seguro de que obtendría el financiamiento necesario para Fondad, y cuando murió mi tío, yo ya había estado un mes en América Latina para hablar con los científicos sociales allá sobre las actividades planeadas para Fondad.

Unos meses antes de la muerte de mi tío, nació mi segundo hijo, un niño pequeño, que luego, a los 17 años, planeaba estudiar economía, pero eligió física en su lugar. Con él hablé mucho sobre Fondad, sobre economía y economía política, sobre política y el papel de los científicos, y sigo haciéndolo.

En la foto vemos a mi tío y a mi padre.

Monday, January 11, 2021

Dos hermanos y el castillo de Bentheim

Capaz que ya haya escrito una vez un post con el mismo título, sobre mi hermano y yo. La inspiración de hacerlo de nuevo viene de una foto de juventud en que él tiene unos cinco años y yo tres. En aquel tiempo vivíamos en Oldenzaal, una pequeã ciudad muy cerca de la frontera alemana. La calle en la que habitamos tenía el nombre del pueblo al otro lado de la frontera, Bentheim.

Fue en el castillo de Bentheim donde subimos las escaleras hasta la plataforma desde que se tiene una maravillosa vista sobre los bosques que ya conocía por mis andanzas junto con mis hermanos y también solito, em que me invadió un temor tan grande de altura, que no me atreví a bajar las escaleras cuando llegó el momento de bajar de nuevo.

Fue también ahí, en el aparcamiento amplio al lado del castillo, de arena de color un poco amarillo, que el tío Schoen (Zapato), que nos llevó en su Volswagen, me dejó conducir su coche. Me sentía grande.

Hace poco un amigo me contó que yo subía en árboles hasta alturas vertiginosas, mucho más alto que él.

Lo hice para suprimir mi miedo de altura.

Con todo esto no he dicho nada sobre mi hermano. Lo haré en un post siguiente.