Me
quedo un rato más en el barco donde viví con mi compañera entre los
años 1974 y 1985. Mucha gente vino a visitarnos en el barco, sea por
amistad o sea por razones de trabajo, o sea por ambos motivos al mismo
tiempo como solía pasar en nuestra vida de aquel entonces. Teníamos poca
separación entre vida política (de trabajo) y vida personal.
Recuerdo la visita de Agnès Varda con las dos actrices de la película
L'une chante, l'autre pas.
Muy simpáticas las tres y nada arrogantes. Les gustó estar en el barco y
charlar. Mi compañera las entrevistó. Vino un fotógrafo (David van
Dijk) quien sugirió de sacar la foto encima del techo de nuestro barco.
Aquí ves a las tres, Thérèse Liotard, Agnès Varda y Valérie Mairesse.
Se ve muy bien cuán ancho es el río.
En un
website argentino encontré la siguiente información:
L’une chante, l’autre pas
es un film a imagen y semejanza de Agnès Varda, una artista nacida en
1928 en Bruselas, considerada precursora de la Nouvelle Vague por su
innovador corto La Pointe Courte (1954). Varda, que ya había hecho films
tan impactantes como Cléo de 5 a 7 (1961) y La felicidad (1965), volcó
de manera casi torrencial en
L’une chante...
su ideario político, sus sueños humanistas, su empatía respecto de las
mujeres. La guionista y directora que tantas veces ha dicho que en
materia de feminismo ella es “utopista, soñadora y optimista”, cuando no
le alcanzaron las imágenes o las situaciones, puso canciones que le dan
al film un sesgo de comedia musical. “Fue una decisión táctica”, ha
dicho Varda, “los discursos no se escuchan, las enciclopedias no se
leen, de manera que resolví cantar las ideas, los deseos, las emociones
de estas mujeres”.
A mí no me queda más remedio que escribir en castellano, ya me entiendes. En nuestro patio ha salido una flor bastante extraña de un cactus. Creo que ya ha salido otros años, y sólo se abre un día, luego comienza a decaer y no tarda mucho en marchitarse del todo.
Me gusta eso que haces tú de escribir textos para aniversarios de tus amigos, quizás por aquí no es tan corriente.
Un abrazo
José Luis, eso de abrirse un solo día y después marchitarse puede ser una metáfora de la vida, aunque son pocos los especies que florecen un solo día, por lo que yo sepa. Puede ser que son bastantes, quien sabe... Conocí, aprendí el verbo marchitarse de una canción o mejor dicho un cante flamenco de un disco EP que compré de joven.
Escribir textos para aniversarios de amigos, no es tan corriente aquí tampoco.
Un abrazo