En los últimos días, organicé un diálogo entre un par de amigos latinoamericanos que viven en Europa y América Latina. La razón directa fue que los gobiernos de varios países europeos (España, Francia, Holanda y otros) amedrentaron a Maduro de quitarle su posición de presidente si no convocaba elecciones en un plazo de ocho días.
Qué arrogancia! Y qué bien esos europeos se hacen cómplices del juego prepotente de los Estados Unidos!
El resultado del intercambio entre mis amigos fue que leí muchos artículos sobre el caso de Venezuela y que tuve un problema emocional, porque en vez de crear armonía entre todos, el diálogo creó un conflicto entre varios. Todo bien, pensé primero, es lógico: es un asunto que puede crear puntos de vista muy divergentes.
Ese no fue el problema para mí. El problema fue que uno se retiró indignado del debate.
Y estar indignado está bien entre "enemigos" pero no entre amigos. Me causó un problema emocional, porque en vez de estar en la onda de amistad, el diálogo creó "enemistad": animosidad, disgusto, antagonismo.
Por fin, escribí a mis amigos el siguiente mensaje:
Amigos:
No defiendo a Maduro, sino discrepo de la política europea arrogante hacia Venezuela. Veo que los europeos siguen fielmente la política prepotente de los EEUU hacia Venezuela. Condeno la arrogancia de esas políticas.
Veo o creo también que hay un problema de democracia en Venezuela y me parece que los venezolanos tienen que tratar de buscar una solución por medio de un diálogo entre ellos. Nuevas elecciones puedan ser necesarias para mejorar la situación. Pero un gran problema seguirá siendo, incluso durante las posibles campañas electorales, la injerencia de los EEUU en la situación de Venezuela y el apoyo que le brindan gobiernos europeos, miembros de la OTAN, a esa injerencia.
He empezado este diálogo con el afán de mejorar mi conocimiento sobre lo que pasa con respecto a Venezuala y apoyarnos mútuamente en nuestras actividades. Sin embargo, antes de impulsar este diálogo o intercambio me di cuenta que es un tema en que podemos discrepar entre nosotros. Como dije ya, estoy a favor de un debate serio en que uno se interesa por la opinión del otro incluso, o aún más, cuando uno no está de acuerdo con el otro.
Un abrazo