Me gusta compartir reflexiones inacabadas, no terminadas, recién empezadas, inachevées, juste commencées... las encuentro más interesantes que las bien pensadas, acabadas. Es la aventura de los pensamientos, del nuevo y del viejo, del conocido y no conocido, del verbal y pre-verbal, del pasado y futuro. Es el desafío de cavar, de creuser, nel archivo della memoria, y de mirar a lo que viene desde el punto delantero de un barco, di una nave sin destino fijo.
La foto arriba ha sido tomado fines de los años setenta, digamos hace unos treinta años, más o menos a la mitad de mi vida, en un sitio sureño de España, Tarifa, donde soplaba un viento fuerte en aquel entonces y donde sigue soplando un viento fuerte me han dicho... pero esta vez no, cuando mi compañera y yo pasábamos los últimos días de diciembre en un sitio cerca de Tarifa, que se llama Zahora y que está al lado del faro Trafalgar y un poco más lejos está Barbate... supongo que ahora todos los españoles saben (sachent en français, pero no sé el condicional en castellano y tampoco sé si se debe usar el condicional aquí) donde se encuentra más o menos Zahora.
No quiero hablar de Zahora, aunque el lugar es precioso y pasé ahí unas vacaciones maravilhosas (sí, queda também vicino a Portogallo), sino de un libro que empecé a leer en el avión, que seguí a leer en la terraza de la casa de Milagros y Pedro en Zahora y que no he terminado todavía. El libro se llama "Nachtzug nach Lissabon", Tren de noche (tren nocturno?) a Lisboa, y su autor se llama Pascal Mercier (nació en Bern, la Suisse, der Schweiz, Suiza). Lo leo en alemán y no sé si ya salió en castellano, en holandés sí y en Holanda es un gran éxito (detesto la palabra bestseller).
Anoche hablé sobre
Tren nocturno a Lisboa con mi hermana griega a quien yo había regalado el libro en su traducción holandés este verano y a quien le gustó mucho el libro. Ella me había dicho antes que el libro tiene mucha semejanza al libro que he escrito hace un par de años et qui est non-achevé, no terminado y no publicado (por supuesto). Y es verdad, la coincidencia de temas, de referencias y otras cosas es notable, dije a mi hermana, pero hay una gran diferencia: mientras que
El Tren nocturno a Lisboa elogia "um ourives das palavras", ein Goldschmied der Worte, een goudsmid van woorden, a goldsmith of words, un orfebre de las palabras, yo elogio en mi libro un orfebre de los silencios.
Un poco después de la conversación con mi hermana griega abrí el libro que Luna me ha regalado:
Corazón de Ulises, de Javier Reverte. El primer capítulo se llama "Donde el silencio habla".