Tuesday, August 21, 2007

Tres veces nueve

Llegué agotado en Francia. El día anterior había enviado desde mi casa en Ámsterdam más de 90 correos electrónicos. Muy temprano por la mañana había enviado otro 25, antes de buscar todo lo que tenía que llevar: sacos de dormir, carpa, mesa, asientos, bici, libros por petición de mi querida (legal, otra no tengo), camping gaz, matelas à gonfler (ni sé la palabra correcta en francés), y qué más...

Después de 900 kms y un desvío de 100 kms encontré a ella, sí, ella, mi compañera, en el antiguo molino donde había enseñado durante una semana a dibujar y contar historias. Fuimos al pueblo vecino y vimos la terraza. La propaganda era que tenían un menú de 10 euros, pero el hombre en la entrade del hotel explicaba que no tenía el menú de 10, sólo el de 13,50... Mi compañera se quejó irónicamente y mientras insistía en querer el menú de 10 euros yo la dije en francés mirando el otro menú: Pero mira, mi amor, qué menú más delicioso de 13,50 euros...

Dormimos en el hotel, 35 euros. La mañana siguiente, muy temprano, fui a caminar por un pueblo vacío donde ladraban los perros. Cuando volví los primeros huéspedes estaban tomando desayuno. Esperé hasta que vi pasar al hombre del menú y le dije en italiano que la lasagna de la noche anterior era buona. No me entendió porque no esperaba que le dijera algo en italiano.

Antes de salir él y yo tuvimos una conversación larga. Él era y siguió siendo siciliano, llevaba 22 años en Francia y antes de llegar a Francia había vivido en otros países europeos. Quiso vender el hotel y me pidió ayuda. Cuanto? 270.000 euros. Un bel numero, dije, tre volte nove. Mi guardava. Pregunté porqué buscaba mi ayuda y no del holandés especialista en ese tipo de cosas que tenía anunciado su hotel entre las muchas casas en venta. Me miró y me dijo: Con lei ho un rapporto...

Friday, August 03, 2007

Mi hijo

Mi hijo me sugirió de cambiar mi cuarto y en vez de mirar hacia el muro blanco mirar hacia el jardín. Ayer fui con él a IKEA y comprábamos dos escritorios (tablas con patas... es eso castellano?) para ponerlos insieme (juntos) como una mesa grande de 3 metros de largo delante la gran ventana (en realidad son puertas con vidrio) mirando al jardín.

Ahora viene un trabajo difícil: ordenar mi cuarto para que cabe esa mesa grande y quedará espacio detrás de mi espalda. Voy contando... actualmente tengo 3 mesas, una cama, una silla y una pequeña sofá en mi cuarto y además miles de libros, papeles, fotos, cintas (con grabaciones de entrevistas y música), 5 guitarras, herramientas y algunas cosas más.

Tratando de ordenar mi cuarto todavía no se ve ningún progreso, sólo un desorden aumentado. Mientras tanto encuentro papelitos bonitos como el de mi hijo en que dice: "Hola, me llamo Jannis y soy muy bueno en contar. En mi informe (de avance en la escuela) tenía 38 muy buenos, 13 buenos y 1 suficiente. Entonces pasaré seguramente al año siguiente. Por fin logré mecanografiar ese relato sin fallas, aunque me costó harto rato. Escrito por Jannis."

Mi hijo me ofreció ayuda en el ordenamiento de mi cuarto.

El diario de Dick

Sin recurrir a un diccionario y sin revisión he traducido el post anterior para mejorar su lectura.

Excepcionalmente escribo en holandés. Hace un año empecé a leer el blog de Dick van Duijvenbode poco después de que él sabía que tenía una enfermedad incurable. Al comienzo Dick pensaba que tenía unos 10 años más. Había llegado a su blog por medio del interés mutuo en las escritoras italianas Elsa Morante y Natalia Ginzburg. En aquel tiempo era todavía posible de buscar los blogueros que compartían contigo cierto interés. [Agrego: así encontré p.e. el blog de Clo con quien compartía el interés en Antonio Tabucchi.]

El primer relato de Dick que leía tenía como título “The day after doomsday”. Él había insertado una foto en que andaba en ropa de verano en una motocicleta, “rumbo a la libertad” (no sé como traducirlo mejor). Esa foto tuvo un impacto más fuerte aún cuando leía las primeras frases: “Qué hace una persona después de saber que su cuerpo está lleno de metástasis? Alquila una motocicleta… por supuesto una motocicleta ecológica, y traversa la ciudad…”

Yo admiraba Dick por su franqueza, valentía y vitalidad y seguía leyéndole. Poco a poco deterioraba su salud, pero él siempre buscaba el lado solero de la calle (the sunny side of the street).

El jueves pasado la mujer de Dick, Meta, escribió un post con el título “Fuerte como la muerte es el amor”. Ella empezaba su post así: “Hace 35 años este era el texto para nuestro matrimonio. Ahora es el texto para anunciar su muerte. Esta mañana a las ocho y media Dick abandonó esta existencia terrestre.”

Cuando leía el lunes el texto de Meta escribí un comentario en su blog diciendo: “Acabo de volver de unas vacaciones y leo tus últimas noticias. Te mando a ti y él un saludo italiano (mi abuela era napolitana) y seguramente pensaré a ustedes cuando releo Natalia Ginzburg o Elsa Morante – por medio de esas escritoras llegué al blog de Dick.”

El primero de junio 2006 Dick escribió en su blog, bajo el título “Da mi una mano”: “En esto quiero hacer mi último viaje. Llevaré velas en el camino. Y me envolveré en una tela colorada bonita para atravesar (cruzar) el río Styx con la ayuda de Charon. Dame un óbolo en la boca.
Pero no, espere un rato… tengo todavía unos diez años, me han dicho los dioses nuevos. Cada minuto seré Dick. Viviré de la mejor manera. Nada de gloria. Nada de viajes por el mundo, solo mi querida y mis queridos y fuertes hijos, entre ellos Laurenzio y l’Italia. Mi vida con la Serenísima, la levantada (liviana?), y esperar que Hades todavía no me ve.”