Una carta desde Santiago (1)
Es un momento importante, porque pronto hay elecciones presidenciales, que casi seguro la socialista Michelle Bachelet ganará. Hace cuatro años ella fue también presidente y ella sigue siendo muy popular. Pero la pregunta es si ella realmente va a poner en práctica una política diferente.Ella dice que quiere implementar tres reformas fundamentales: un cambio en la constitución, que sigue siendo la misma que se creó en 1980 durante la dictadura cívico-militar y que hace que sea prácticamente imposible de seguir una política diferente; una reforma fiscal que asegura que las personas y empresas más ricas pagan más impuestos; y una reforma en la educación. En los últimos años hubo en Chile enérgicas protestas de los alumnos de liceos y de estudiantes universitarios en contra la baja calidad y los altos precios de la educación superior privatizada y también para abogar el fin del modelo neoliberal de que la educación privatizada es una parte. Pero Michelle Bachelet juntó recientemente un grupo de economistas para asesorarla de que la mayoría son economistas neoliberales. El temor ahora es que ella mantendrá sin mayores cambios las políticas neoliberales que comenzaron durante la dictadura y que, en forma más leve, fueron continuadas durante los gobiernos de la Concertación democrática.
En el primer día aquí en Santiago nos fuimos por la tarde a la ceremonia de graduación y de las presentaciones de los que siguieron un curso de derechos humanos en la institución que nuestra amiga Ximena Erazo fundó. Ximena fue muy activa en la política y ha sido durante años una asesora del Ministro del Interior, pero ella decidió de que algo había que hacer en el campo de los derechos humanos. En todas las leyes estatales se dice que las personas tienen derecho a un techo sobre su cabeza, a la educación, a la salud, al trabajo, a la libertad de expresión, pero en la práctica los gobiernos implementan políticas en contra de todos esos derechos. La mayoría de los funcionarios ni siquiera conoccen los derechos humanos. Ya varios años Ximena organiza cursos para funcionarios y personas que trabajan en ONGs. Ellos reciben entrenamiento intensivo y participan en talleres con el objetivo de mejorar la calidad de la política estatal en el país donde trabajan. La noche que estuvimos allí, los estudiantes de diferentes países hispanohablantes (había también un estudiante español de Barcelona) hicieron diferentes presentaciones sobre el tema de los derechos humanos y la conmemoración de las guerras y las dictaduras. Había un grupo que había estudiado como los españoles conmemoran la guerra civil española de 1936-1939, ese pasado aún está sensitivo y reprimido en un país en que el juez de instrucción Baltasar Garzón, quien investigó las víctimas y las fosas comunes de la guerra civil, fue destituido por el gobierno de derecha en España. Otro grupo habló de la época violenta de Sendero Luminoso y del gobierno militar del Perú - hay un museo - y sobre la historia de la dictadura en Paraguay, donde la Operación Cóndor, la operación conjunta de los servicios secretos de las dictaduras de América del Sur en los años 70 y 80, tenían en la selva un centro secreto de tortura y de coordinación. Operación Cóndor fue un pacto horrible que hizo que miles de personas fueron detenidas, asesinadas y desaparecidas - hubo 400.000 personas detenidas, 50.000 muertos y 30.000 prisioneros desaparecidos. Más tarde se supo que la operación fue iniciada y organizada por los Estados Unidos y que el general chileno Manuel Contreras, en ese momento el jefe del servicio secreto chileno de la DINA, durante su estancia en los EE.UU. escribió el borrador de la Operación Cóndor. Toda la información acerca de cómo los servicios secretos trabajaban juntos, se puede ver en un museo en Paraguay. Nos dio vergüenza que nuestro pasado colonial holandés en Indonesia, y todos los abusos que ocurrieron ahí, no están en ningún museo en Holanda.
Más tarde, cuando fuimos a visitar a la viuda de Orlando Letelier, nuestra amiga Isabel Morel, teníamos que pensar en la conversación que tuvimos con ella en nuestro barco "El Ambulant" un año después del asesinato de Orlando en el 21 de septiembre 1976 en Washington. Después busqué en internet parte de esa conversación que publicamos en la revista De Groene Amsterdammer: http://www.tni.org/archives/letelier-docs_isabel3 . Fue una entrevista muy emocional e informativo, horas y horas hablamos sentados en la mesa de la cocina bajo la luz de la lámpara que suavemente se balanceaba. Nos olvidamos por completo el tiempo. Y otra vez olvidábamos el tiempo cuando estábamos con Isabel en su apartamento en Santiago mientras ella nos contaba sus historias. Entre otras cosas nos contó de su intento de hace cuatro años de cambiar la constitución de 1980. Ella abogó con un grupo de expertos que los políticos de izquierda se hicieron suyos un cambio de la constitución, pero no lo hicieron caso. Ella y sus amigos recibieron poco apoyo de los políticos de izquierda chilena.