Familia
Mirar y escuchar.
No es la primera vez que hice un vídeo sobre Cristina y Alejandro. Cuando en el año 1972 escribí desde Holanda un gran número de cartas a sociólogos, ingenieros agrónomos y economistas que estaban trabajando en la reforma agraria en Chile, pidiéndolos si les podría entrevistar, Alejandro fue el único que me contestó. Él era un jefe en la reforma agraria. A fines de 1959 había salido del puerto de Barcelona rumbo a Chile para vivir allí. Tenía 30 años en aquel año, había estudiado filosofía y ya había viajado bastante. Había trabajado como obrero y artesano antes de emigrar a Chile. Su padre tenía una librería y pequeña editorial académica en Madrid.
Nos conocimos en 1973 cuando yo vivía en el sur de Chile en centros de reforma agraria para conocer y vivir la realidad desde adentro, participando y compartiendo. Desde entonces Aafke, que estaba conmigo en Chile en 1973, y yo somos amigos de Cristina y Alejandro. Cuando voy a Chile y estoy con ellos es como estar con familia.
He escrito un par de veces en este blog sobre Cristina y Alejandro, y su nieta Carolina, como por ejemplo en el post "Maremoto en Iloca (Chile)".
Fotos son para mirar y en el mirar pasan cosas contigo. Vídeos son para mirar y escuchar. Me gustó hacer el vídeo de arriba, unos fragmentos cortos que a mí me dicen mucho. No sé cómo será para ustedes.
Fue casualidad que Cristina dijo al comienzo de un fragmento: "El tiempo pasa sin que uno se dé cuenta."
4 Comments:
Pues maravillosa casualidad. La frase queda perfecta para el vídeo.
Consideré poner esa frase como título del vídeo o del post, Isabel.
Bueno, en el fondo, la mayoría de las vidas son muy parecidas en todos los lugares. Sólo en los lugares civilizados, quiero decir. La cocina de leña, como eran aquí hace años, los gatos, el perro, las fotos (hay una que creo que es igual a otra que tengo yo, la del río), Internet y la facilidad para estar informado de todo, y las historias pequeñas de cada uno de nosotros.
Me ha gustado mucho, como siempre.
Un abrazo
José Luis, hay también apariencia... Tal vez en su esencia todas las vidas se parecen. Así por lo menos veo yo a veces lo que hace la gente, mirando al planeta desde arriba, muy lejos en el cielo como sobrevolando el planeta. Somos como hormigas. Sólo tenemos la plata, el euro, el dólar, el yen, el yuan, y eso nos hace locos. Y las armas. Volviendo a lo que dices, creo que el mundo consiste de historias pequeñas y muchas de las 'grandes' son malas incluso las conquistas de los países latinoamericanos, aunque tengo que decir que me quedé otra vez bastante impresionado con los españoles, portugueses y holandeses que se atrevieron a zarpar los océanos y luchar además cuando llegaron en alguna bahía de América Latina, como p.e. en Brasil (lo vi en el Mueso Marítimo en Rio de Janeiro). Y, además, esa mismas conquistas me hicieron posible de hablar con la gente en América Latina… y la plata, el euro, me hizo posible de alojarme en posadas y comer en restaurantes y viajar en bus…
Un abrazo
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