Esperando la llegada del pan
Y qué suele hacer usted? Ver primero, o leer primero lo que va a ver?
A los que prefieren leer primero os aconsejo de parar de leer y ver primero el vídeo. También os aviso que parte del encanto del vídeo desaparece una vez leído lo que les voy a contar (aunque no sé todavía qué será). Bueno, podría postergar el momento un poco, y darle la oportunidad de salir de la sala de lectura y primero entrar en la del cine, pero temo que los letradictos seguirán irresistiblemente leyendo lo que sigue….
No les voy a contar la historia del vídeo porque de historia casi no tiene nada.
Tampoco les voy a contar como surgió la idea del vídeo porque no tiene mayor importancia.
Pero sí les voy a contar algo que me llamó la atención leyendo las reacciones a la entrada anterior. En esa entrada estuve hablando de lo normal y de lo excepcional y algunas de ustedes enfatizaron que lo excepcional está en lo normal, en lo cotidiano. Dijo (*: "...el viento no ondulará la bandera igual otro día, ni las olas la espuma, ni el sol sus rayos...", Bel dijo: "lo excepcional que resulta de lo que podría parecer normal" y Olvido dijo: "estoy contenta porque tengo piernas, ojos, oídos".
No podría estar más conforme con ustedes, amigas, comparto su énfasis, lo comparto plenamente y creo que el nuevo vídeo lo demuestra.
Tuve la paciencia de filmar el protagonista, la imagen principal del vídeo, en su movimiento lento. No sabemos lo que piensa mientras está en camino, no sabemos tampoco si él sabe adonde va, pero yo sí sabía adonde iba mi compañera y estuve esperando con ganas su regreso.
Bueno, con esto ya basta mi introducción y creo no haber "delatado" el secreto, el encanto, del vídeo.
Ah, hay una cosa que quisiera agregar y que tiene que ver con mi post anterior. Tanto Pau como Olvido sugieren que yo echaría de menos un pasado vivido plenamente. No, amigos, no lo echo de menos, ni me siento deprimido. Y Olvido, tampoco me cuesta aceptar la normalidad. Al contrario, la estoy disfrutando todos los días al máximo!