En el post anterior no dije nada sobre Joseph Roth y tampoco sobre Philip Roth, el primero un escritor europeo y el segundo un escritor estadounidense (no me sale norteamericano, y aún menos americano). Solo quiero decir que el primer Roth me gusta más que el segundo. Es cuestión de gusto.
Desde muy joven me gustó el francés. Por su cultura? No sé. Me gustó Candide de Voltaire y me gustaron un par de cosas más de la cultura francesa, pero los últimos años (digamos unos 30) me gustan más que todo su ambiente natural, su ambiente de pueblos, de pequeñas ciudades, de barrios de Paris, de cafés...
En un otro café en los Estados Unidos (que el de Little Italy), en Bethesda (un suburbio de Washington), vi el mural arriba. El nombre de Chandler me hizo curiosear y en
Internet encontré la siguiente información:
Raymond Thornton Chandler, nació en Chicago en 1888. Tuvo varios empleos antes de comenzar a ser realmente lo que se dice “un escritor”. Se fue a vivir a Inglaterra, en donde trabajó como reportero del London Daily Express y en el Bristol Western Gazette haciendo sus primeras incursiones en lo que a lo narrativo respecta . Chandler retornó a Estados Unidos en 1912, y trabajó como librero. En 1912 se enlistó en la Armada del Canadá para luchar en Francia. Algún escritor argentino alguna vez afirmó que “Hammet ha sido el primero pero Chandler lo hizo mejor”. Evidentemente este escritor se refería a Chandler como el principal sucesor de sino de Dashiell Hammet, el verdadero fundador del “policial negro”, genero que se reía de los policiales de los ingleses, desde Agatha Christie hasta Sir Conan Doyle. Todos estos fueron dejados de lado para narrar historias que ahora ocurrían ya no en círculos cerrados y aristocráticos, ni tampoco los crímenes se resolvían desde un confortable y acogedor living londinense, cosas con las que sus predecesores en la Inglaterra victoriana, simpatizaban. Para el policial negro los asesinatos podían ocurrir en cualquier lugar, a cualquier hora y a cualquiera. Obviamente el tiempo había pasado, era el siglo veinte, el siglo de la Norteamérica democrática, de los negocios y del dinero, fuese fácil y sucio, o no. El policial negro profesaba entre dientes y entre líneas algún axioma muy escandaloso por cierto: a mayor riqueza y democracia, mayor número de negocios turbios y de crímenes. Tanto Hammet como Raymond Chandler se iniciaron en la revista The Mask, una revista que comenzó a publicar cuentos bajo la supervisión del General T. Shaw. La mayoría de sus libros transcurren en la costa oeste de Estados Unidos, más precisamente en Los Angeles, aunque Chandler no se dedica solamente a describir los círculos más glamorosos de la ciudad, sino también, a los que iban muy por debajo de lo que por entonces se podía, o se permitía ver. Aunque nada de glamour ni de lentejuelas para Chandler. Este escritor supo hacer referencia, en la mayor parte de su obra, a las porciones más bajas y renegadas de la ciudad en las que siempre algún ricachón “mete la cola”. Aunque nadie es realmente un ganador en sus libros, todos llevan las de perder: la sociedad capitalista para Chandler es un lugar que se rige con la ley de la selva. Es que a pesar de todo, el desgastado y hasta crédulo “sueño americano” ha dado lugar a los crímenes y las estafas sin el menor escrúpulo. Raymond Chandler se ha dignado entonces a mostrar el lado más pesadillesco e inhumano de ese sueño que se profesaba en el país de la libertad. De allí es justamente de donde ha surgido ese género (en su época vernáculo y académicamente reprobable), que consistía tanto en el champagne, las limusinas, los suculentos cheques y los trajes caros de la clase pudiente de Estados Unidos aunque en el whisky barato, los bares de segunda, los asesinatos por doquier por resolver, a los matones inescrupulosos de los más pobres. En sus coloridas historias siempre hay mujeres tentadoras, hermosas, malvadas y llenas de codicia, en las que siempre acude a resolver las cosas a algún que otro detective celebre, tal como el gran Phillip Marlowe: esa celebre personificación puntillosa y metódica, que decía a sus lectores que algo había cambiado en la sociedad de la primera mitad del siglo pasado. La corrupción y la escasa moral que estaba transformando a la sociedad por completo.
Y en
otra página en Internet leí:
EL SUEÑO ETERNO
(The big sleep) (1939)
Raymond Chandler
Editorial Bruguera
Año de edición 1982
Año 1939
254 Páginas
ArgumentoNovela sobre el investigador privado Philiph Marlowe. El más grande, el más clásico (con permiso de Hammett). El de los ambientes húmedos; de esos de whisky, rubia incauta y hermana inteligente; de esos de padre anciano y rico, apunto de morir de viejo y de calor en una enorme casa; de esos de chantajes de hombres sin escrúpulos (y torpes) y de fotos pornográficas en una local-tapadera fino y elegante; de esos de policías rudos y otros de vuelta de todo…
Opinión personalEs posible que hayais visto la película (que es muy buena), pero nada es comparable a las páginas de Chandler supurando cinismo por todas sus letras; nada es comparable a leer un CLÁSICO (con letras mayúsculas) del género, donde se respiran todas las claves de un tipo de novela (y de otras posteriores) que han sido y serán. Sin duda es un libro imprescindible.
Capaz que algún día voy a leer un libro de Chandler, pero de momento no me apetece mayormente. Cuestión de gustos. Por qué me gustó tanto leer los libros de Georges Simenon? Y por qué sigo leyéndolos de vez en cuando, incluso por segunda vez? No es en primer lugar su calidad literaria, aunque a veces es genial, sino más bien su ambiente. Un ambiente de esclusas, por ejemplo, con una niebla espesa...
Sí, esa señora al lado (bueno, al lado... más bien alejado) de Chandler es ella. Por supuesto es ella.
PD: Encontré
una tesis interesante sobre Raymond Chandler en Internet. Recomiendo echar un vistazo al muy corto
capítulo 1 que sintetiza la vida de Chandler (es fascinante y más europea que pensaba). Los demás capítulos se puede ver cambiando la cifra antes del ".pdf" (para el capítulo 2 hay que marcar 3, et cetera).