Tres veces nueve
Después de 900 kms y un desvío de 100 kms encontré a ella, sí, ella, mi compañera, en el antiguo molino donde había enseñado durante una semana a dibujar y contar historias. Fuimos al pueblo vecino y vimos la terraza. La propaganda era que tenían un menú de 10 euros, pero el hombre en la entrade del hotel explicaba que no tenía el menú de 10, sólo el de 13,50... Mi compañera se quejó irónicamente y mientras insistía en querer el menú de 10 euros yo la dije en francés mirando el otro menú: Pero mira, mi amor, qué menú más delicioso de 13,50 euros...
Dormimos en el hotel, 35 euros. La mañana siguiente, muy temprano, fui a caminar por un pueblo vacío donde ladraban los perros. Cuando volví los primeros huéspedes estaban tomando desayuno. Esperé hasta que vi pasar al hombre del menú y le dije en italiano que la lasagna de la noche anterior era buona. No me entendió porque no esperaba que le dijera algo en italiano.
Antes de salir él y yo tuvimos una conversación larga. Él era y siguió siendo siciliano, llevaba 22 años en Francia y antes de llegar a Francia había vivido en otros países europeos. Quiso vender el hotel y me pidió ayuda. Cuanto? 270.000 euros. Un bel numero, dije, tre volte nove. Mi guardava. Pregunté porqué buscaba mi ayuda y no del holandés especialista en ese tipo de cosas que tenía anunciado su hotel entre las muchas casas en venta. Me miró y me dijo: Con lei ho un rapporto...