Mi barrio
Desde el 11 de marzo llevo un diario para contener y combatir el caos, el malestar y la falta de armonía que hay en mi interior. También uso para eso tocar la guitarra y salir de casa a caminar 20 minutos para comprar leche para el latte macchiato que preparo todas las mañanas para mi esposa o salir de casa a caminar más tiempo, para concentrarme en lo que veo, oigo y huelo. Y a veces salgo a caminar un rato más para charlar con un desconocido (es decir, alguien igual que yo) que camina o se queda quieto mirando pájaros o peces o un edificio nuevo en construcción, como el anciano (pero más joven que yo) que hizo esto último, igual que yo, y que me contó después de dos minutos que sus abuelos habían emigrado de Croacia a Argentina en 1922. Las historias están por todas partes a mi alrededor y las escucho casi todos los días cuando camino por mi barrio.


