Wednesday, October 30, 2019

Un niño curioso

Cuando era niño, me gustaba trepar a los árboles altos y mirar la tierra desde la distancia. Pero también me gustaba arrodillarme y ver pequeños animales caminando. Especialmente, me gustaba mirar a las hormigas que se movían como autos en una carretera, en perfecto orden y sin chocar entre sí. Parecían tener un navegador oculto o secreto que los llevó al lugar donde tenían que estar.
 

Los escarabajos, por otro lado, parecían tener menos navegador secreto mientras deambulaban sin un destino o propósito claro. Al menos, no pude discernirlos.

Me fascinaban los escarabajos que podían caminar en la superficie de un pequeño arroyo que fluía en el barrio donde vivía, en el este de los Países Bajos, cerca de la frontera alemana. ¿Por qué estaban caminando sobre el agua? ¿A dónde fueron o querían ir? ¿Con qué estaban ocupados? ¿O fue simplemente divertido para ellos caminar sobre el agua?
Admito que los envidié, deseé poder caminar en la superficie del agua también.
 

Mi casa estaba a unos cinco kilómetros de la frontera alemana, cerca de Bentheim. Había un castillo en Bentheim, que podías visitar. Es de ese castillo que tuve por primera vez la sensación emocionante y reconfortante de mirar el mundo desde la distancia, desde arriba. ¿Mi sensación de consuelo (consolación?) tenía que ver con la repentina muerte de mi padre unos meses antes, en verano?
 

Una vez más, unos meses más tarde, en la primavera de 1956, tuve la misma sensación de mirar el mundo desde arriba cuando estaba sentado al borde de un valle en los bosques viendo las locomotoras de vapor que llegaban de Alemania.
 

Más tarde, cuando me mudé a un pequeño pueblo en el centro de los Países Bajos y volví a vivir cerca de árboles altos y bosques interminables, subí árboles altos.
 

Yo era el niño que observaba el mundo desde un punto alto, solo, pero sintiéndose conectado con el mundo.

Yo era un niño curioso.

4 Comments:

Blogger Jesús Galera Peral said...

Escribí un cuento sobre como recreamos nuestros recuerdos. Es bastante simbólico, pero , si lo lees, yo te veo como esas personas con las que nos cruzamos y andan arrastrando millones de hilos que van cargados de recuerdos. No me suele gustar autorecomendarme, pero me gustaría que lo leyeras y me dijeras tu opinion. Aquí te dejo el enlace: https://elpatranuelo.blogspot.com/2019/06/tire-del-hilo.html.
Creo que tu vas tirando continuamente de todos tus hilos.

4:22 AM  
Blogger giovanni said...

Jesús, para mí son imágenes muy fuertes y un poco amedrendantes (es castellano?). Hay un contraste muy grande enter ese susurrar y acariciar por un lado y ese enredo de palabras, olores antiguos y sonidos de voces conocidas. Sobre todo porque son voces conocidas. Es una especies de alienación. Me capta el cuento, no me deja escapar y me invita a interpretar y tratar de reconocer en mi mismo cosas semejantes (similares). Podría decir más pero de momento me limito a esto 'no más' (chilenismo?). Un abrazo

1:34 PM  
Blogger giovanni said...

Jesús, dejé un comentario en un otro blog tuyo, en que escribí hace un tiempo un comentario al que nunca contestaste: "No me gustan las piedras"
1 comentario - Mostrar entrada original
1 – 1 de 1

Blogger giovanni dijo...

Tengo la impresión que jugaste con las piedras que se ve en la foto, o no es una foto tuya? Es un juego que hago a veces: cuántas piedras puedo amontonar. Lo hice hace poco en un lugar que no recuerdo donde era exactamente y llegué a poner 6 piedras una encima de la otra. Me gusta el juego de equilibrio.

9:50 PM  
Blogger Jesús Galera Peral said...

No lo leí, voy a ello

12:17 PM  

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