Una de las seis cucharitas que mi madre nos regaló y que guardo en un armario en mi cuarto de trabajo. Las otras cinco han desaparecido. (Este post es inspirado por un post de Verónica Leonetti.)
Es cierto que las cucharillas de la casa materna están cargadas de significado, ¿no? Se me ocurre un método para medir la vida de una casa.
Contar cuántos tipos de cucharillas distintas se encuentran en el cajón de los cubiertos – no en la alacena, preservados– y dividirlo por el número de copias iguales. El coeficiente son los años, los niños traviesos, las papillas, las mudanzas, los regalos, los ajuares, las herencias... Cuando el resultado es mayor que uno, ésa casa es un hogar con todas las letras.
La cucharita de Vero es genial, yo creo veré desde ahora caras también en las cucharas, además de en las baldosas del suelo. Me identifico contigo en lo que guardo y, como dice perplejo, mi resultado de cosas es cada vez mayor porque voy heredando cosas, sin valor, sólo el sentimental que pueda darle. Sobre esto, sobre las cosas tenía pensado escribir una entrada un día de estos y tú me lo has recordado.
Besos y también para la autora de las bellas acuarelas que cuelgas.
Perplejo, me encanta tu método. Lo aplicaré lo mejor y lo más fiel posibel y te contaré el resultado. Si es posible te lo daré con tres cifras después de la coma (o es con dos m?).
Isabel, ahh, las baldosas... de la juventud, de los recuerdos, de las de ahora. Heredando uno va amontonando y cargando y adornando (?) y tapando la casa. Bueno, la cucharitas (los españoles dicen cucharillas, no?) ocupan poco lugar. Me gustaría leer tu (futura) entrada sobre "las cosas".
Los objetos, ciertamente guardan historias, recuerdos. La cuestión es descubrirlos, apreciarlos... Gracias, Giovanni. Encantada estoy de haber inspirado este post.
Verónica: La cuestión es descubrirlos, apreciarlos... y hacer algo con las historias y los recuerdos para que tengan "una nueva vida" o una nueva forma. Claro, las historias y los recuerdos quedan, pero a veces cambian por el proceso creativo y la percepción del resultado por ti y por otras personas. Otra vez, gracias por la inspiración.
8 Comments:
Me gusta que cite la fuente de inspiración.
Es cierto que las cucharillas de la casa materna están cargadas de significado, ¿no? Se me ocurre un método para medir la vida de una casa.
Contar cuántos tipos de cucharillas distintas se encuentran en el cajón de los cubiertos – no en la alacena, preservados– y dividirlo por el número de copias iguales. El coeficiente son los años, los niños traviesos, las papillas, las mudanzas, los regalos, los ajuares, las herencias... Cuando el resultado es mayor que uno, ésa casa es un hogar con todas las letras.
La cucharita de Vero es genial, yo creo veré desde ahora caras también en las cucharas, además de en las baldosas del suelo.
Me identifico contigo en lo que guardo y, como dice perplejo, mi resultado de cosas es cada vez mayor porque voy heredando cosas, sin valor, sólo el sentimental que pueda darle. Sobre esto, sobre las cosas tenía pensado escribir una entrada un día de estos y tú me lo has recordado.
Besos y también para la autora de las bellas acuarelas que cuelgas.
Perplejo, me encanta tu método. Lo aplicaré lo mejor y lo más fiel posibel y te contaré el resultado. Si es posible te lo daré con tres cifras después de la coma (o es con dos m?).
Isabel, ahh, las baldosas... de la juventud, de los recuerdos, de las de ahora.
Heredando uno va amontonando y cargando y adornando (?) y tapando la casa. Bueno, la cucharitas (los españoles dicen cucharillas, no?) ocupan poco lugar.
Me gustaría leer tu (futura) entrada sobre "las cosas".
Besos
Los objetos, ciertamente guardan historias, recuerdos. La cuestión es descubrirlos, apreciarlos...
Gracias, Giovanni. Encantada estoy de haber inspirado este post.
Verónica: La cuestión es descubrirlos, apreciarlos... y hacer algo con las historias y los recuerdos para que tengan "una nueva vida" o una nueva forma. Claro, las historias y los recuerdos quedan, pero a veces cambian por el proceso creativo y la percepción del resultado por ti y por otras personas. Otra vez, gracias por la inspiración.
¡Oh! En este momento me acuerdo de una carta de mi abuela que la guardo como todo un tesoro.
Clarice, una carta de tu abuela tiene aún más valor emotivo.
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