No puedo cortarlo
Me gusta el momento de la mañana cuando el sol aparece por la esquina, en el este, tadavía un poco escondido, e ilumina el árbol que mi madre trajo como una semilla de la granja de mi hermano canadiense en la isla Prince Edward Island. Un experto en árboles que inspeccionó hace poco los tres árboles que están en la lista anunciada de muertos me dijo por tercera vez que tuviera que cortar ese árbol de mi madre, que llegó como semillla a Holanda en un viaje emotivo que ella hizo a Canadá para visitar a su hijo mayor, y que traje del jardín de mi madre cuando ella falleció el 24 de septiembre de 1986, un año después del nacimiento de nuestra hija a quien mi madre hubiera querido cuidar cada dos semanas y no podía hacerlo porque detectaron poco días antes de que naciera nuestra hija, un cancer en su sistema linfático... antes de que ese árbol querido creciera tanto que fuera a dominar el jardín.
No puedo cortarlo.
En mi página de facebook, donde publiqué la misma foto, simplemente dije: "Esta mañana, nuestro jardín en colores otoñales".
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