Me gusta que no me haga caso
Me gusta el gato de color blanco y negro de los vecinos. Lo veo cada día sentado en el césped de nuestro jardín y también lo veo regularmente en la calle. A veces lo llamo, hablándole o haciendo
sonidos con mi boca o, si no logro captar su atención y quiero que me haga caso (aunque me gusta también que no lo haga), maullándole.
Nunca se mueve hacia mí. A lo más, se para o, si está sentado, gira su
cabeza hacia mí y me mira un instante.
4 Comments:
Los gatos son ariscos, pero hermosos.
Son como la belleza, a veces, tan escurridiza.
Abrazos
Muy bien dicho, Isabel, y aprendí dos palabras nuevas: arisco y escurridiza.
Abrazos
No sé si ya lo he dicho alguna vez, pero el gato es el animal que más pronto cambia de opinión: no acaba de salir por la puerta que ya quiere entrar.
Un abrazo
José Luis, sin embargo no veo el gato como caprichoso. Simplemente cambia de opinión. Me gusta como se mueve, liviano, elegante y muy seguro de si mismo. No tengo un gato y de niño tuvimos un gato sólo cuando era muy joven.
Un abrazo
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