Saturday, November 25, 2017

Te voy a extrañar, amigo

Nos conocimos en una casa en el dique, el mismo dique en que vivo pero un poco más allá en la dirección de las esclusas. Creo que llegaste a esa casa en autobús pero también puede ser que yo te llevé en coche. La casa se encuentra en frente del pequeño camino que va a las esclusas de Schellingwoude y está al lado de una parada de buses.

Estoy casi seguro que nunca hayas visto las esclusas de Schellingwoude. Todavía queda una semana para visitarlas, no están lejos de nuestra casa. Si no tengas el tiempo para hacerlo puedes mirar en youtube (zambrone1861) las películas que hice de las esclusas (aquí hay una: Étude 2) y también puedes acompañarme virtualmente en una de mis caminatas matutinas (Entre six et sept), en la oscuridad, con sólo las luces de las farolas y de alguna casa en donde alguien se ha levantado temprano o ha quedado despierta toda la noche. En esa última película, Entre six et sept, vas a escuchar primero música de guitarra tocada por el guitarrista venezolano Alirio Díaz, quien era (hace poco murió) mi favorito entre los guitarristas de música clásica. Él tocaba, además de música clásica, música venezolana tradicional, llamada ‘folklórica’. Creo que eso influyó en su manera de tocar, que me gustó tanto. Luego, llegado a las esclusas escucharás una canción un poco triste del famoso cantante belga Jacques Brel: ‘Non Jef, tu n’es pas tout seul…’ ‘No Jef, no estás todo solo…’

Recuerdo muy bien nuestro primer encuentro en esa casa cerca de las esclusas que limpiaste a petición de mi sobrina embarazada. Ella había vivido una semana en ella y tenía que dejarla bien limpia. Y así lo hiciste tú, para ella. Ayudaste a ella y, en los años que lo precedieron y siguieron, ayudaste a tantas personas más, incluso a Aafke y mí. A veces, cuando yo había tirado mis camisas en la cama y olvidado de colgarlas en el armario grande y las encontré cuidadosamente dobladas por encima del armario bajo al lado de la cama, me conmoviste. No sé si entiendas mi emoción.  

Cuando terminaste tu labor en aquella primera vez que nos encontramos, te llevé en coche hasta la parada (o se dice en tu país paradero?) del autobús. En el camino hablamos de América Latina, ese continente en que yo he vivido en 1973 y 1982 durante un medio año, de limpiar casas y de algo más que no recuerdo.

Luego, cuando mi compañera y yo buscamos a alguien que nos podía ayudar a limpiar nuestra casa pensé al tiro (de inmediato) en usted. Eso es mi recuerdo del acontecer de los eventos, Aafke dice otra cosa...

El año pasado hemos hablado de muchas cosas y últimamente, cada vez más, de tu regreso. Ya siempre viste los lados positivos de la sociedad holandesa y ahora, acercándose tu salida, lo ves aún más claramente, creo, y laudaste hasta el buen clima… Pero la idea de vivir por siempre acá y hacer lo que haces para ganar la vida no es tu camino de futuro preferido. Por eso, creo, quieres y te atreves a volver al país de donde viniste.

Lo que me gustó contigo era de charlar sobre las pequeñas y grandes cosas de la vida. Eres una persona sensible, fuerte y refinada, lo considero un honor ser tu amigo.

En la boda de mi hija te filmé, junto con tu pareja. Te voy a dar un USB-stick para que tengas las imágenes filmadas de ustedes en la boda y algunas películas más que he hecho (por ejemplo, esta del jardín en que tantas veces has trabajado, Nieuwendammerdijk (2). Hace unos años, cuando hubo truenas y lluvias fuertes alrededor de nuestra casa, te filmé, quiere decir, grabé tu voz. Voy a buscar en youtube ese vídeo y copiaré el enlace aquí... No podía encontrar el vídeo, por eso pongo de momento una peli que quizá también te guste porque muestra el otoño que tantas veces has vivido acá y, además, ves a Aafke caminando hacia su casita que también conoces muy bien: Llegó el otoño

Qué más puedo decirte? Nada más. Sólo que te voy a extrañar, amigo. Y claro, que te vaya bien!

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