Tiempos mejores
Para no dejar mi blog con una foto tan triste de mi padre, aquí una foto de él en tiempos mejores.
Martes 21 de marzo. Hoy me di cuenta que puse dos posts que cayeron del cielo sin que el lector entendiera por qué los puse. No es necesario explicarlo, pero ampliando el texto tal vez se haga claro lo que me movía de hablar de mi padre. Durante muchos años él era una persona sumamente importante para mí, por ser tan ausente y presente al mismo tiempo. Yo tenía siete años cuando él murió y no me di cuenta que iba a morir. Estuve en la casa de mi abuelo cuando él murió y no fue mi abuelo, ni mi mamá quien me contó de su muerte sino la tercera esposa de mi abuelo. Muchos años después me puse sus zapatos de tenis cuando había llegado a la edad de que ellos eran de mi mesura. Igual me vestía de sus camisas y algunos de sus pantalones. En mis sueños hablé con él y a veces también durante el día. Nadie sabía que tuviéramos conversaciones intensas.
Hace un par de años cuando empecé a escribir una novela, o más bien una historia que no sabía donde iba a terminar porque la escribía sin ningún plan, apareció mi padre nuevamente en mi vida y tuvimos otra vez conversaciones intensas.
Ahora, después de ausencias temporales él aparece de vez en cuando, sin fallar, en alguna foto, o en mi mente. Es mi fiel amigo que siempre está conmigo después de haberme abandonado sin decirme nada y sin despedirse. Ahora puedo confiar en su compañía.
Releyendo este último párrafo un par de horas más tarde pienso: parece que volví un poco al mundo de mi novela donde "la fantasía" y "la realidad" están en perfecta armonía. En el mundo de las emociones no hay límites.
Estos días estoy meditando como mejorar mi novela.
Martes 21 de marzo. Hoy me di cuenta que puse dos posts que cayeron del cielo sin que el lector entendiera por qué los puse. No es necesario explicarlo, pero ampliando el texto tal vez se haga claro lo que me movía de hablar de mi padre. Durante muchos años él era una persona sumamente importante para mí, por ser tan ausente y presente al mismo tiempo. Yo tenía siete años cuando él murió y no me di cuenta que iba a morir. Estuve en la casa de mi abuelo cuando él murió y no fue mi abuelo, ni mi mamá quien me contó de su muerte sino la tercera esposa de mi abuelo. Muchos años después me puse sus zapatos de tenis cuando había llegado a la edad de que ellos eran de mi mesura. Igual me vestía de sus camisas y algunos de sus pantalones. En mis sueños hablé con él y a veces también durante el día. Nadie sabía que tuviéramos conversaciones intensas.
Hace un par de años cuando empecé a escribir una novela, o más bien una historia que no sabía donde iba a terminar porque la escribía sin ningún plan, apareció mi padre nuevamente en mi vida y tuvimos otra vez conversaciones intensas.
Ahora, después de ausencias temporales él aparece de vez en cuando, sin fallar, en alguna foto, o en mi mente. Es mi fiel amigo que siempre está conmigo después de haberme abandonado sin decirme nada y sin despedirse. Ahora puedo confiar en su compañía.
Releyendo este último párrafo un par de horas más tarde pienso: parece que volví un poco al mundo de mi novela donde "la fantasía" y "la realidad" están en perfecta armonía. En el mundo de las emociones no hay límites.
Estos días estoy meditando como mejorar mi novela.
1 Comments:
Lo que llevamos dentro. Lo que nos acompaña. Lo que nos da fuerza, vida. No he leido tu novela, pero si escribes como aqui, será una buena novela. Saludos desde la ciudad marcada
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