Leí hace poco "El violín interior" de Dominique Hoppenot (que, al parecer, es como el libro de cabecera del instrumentista de cuerda frotada). Tengo el libro lleno de pliegues, un montón de pliegues, página sí y página siguiente también. Ahora, al verte tocar, recuerdo uno de esos pliegues: "Los dedos son la expresión de lo que se decide en otro lugar", decía. Pienso también en los ciclistas, en su impulso verdadero de su pedaleo. Precioso el vídeo, Giovanni. Di que sí y no desistas, que digo yo que Bach se lo merece. :P Un abrazo.
No hace mucho leí "El violín interior" de Dominque Hoppenot (el libro de cabecera de los músicos de cuerda frotada, al parecer). Tengo el libro lleno de pliegues. Al verte ahora tocar, recuerdo uno de ellos. Dice: "los dedos son la expresión de lo que se decide en otro lugar". Y pienso en esto tambien al ver a los ciclistas, en el verdadero impulso de su pedaleo.
(Más o menos algo así decía mi anterior comentario, antes de que Blogger se lo tragara)
3 Comments:
Leí hace poco "El violín interior" de Dominique Hoppenot (que, al parecer, es como el libro de cabecera del instrumentista de cuerda frotada). Tengo el libro lleno de pliegues, un montón de pliegues, página sí y página siguiente también. Ahora, al verte tocar, recuerdo uno de esos pliegues: "Los dedos son la expresión de lo que se decide en otro lugar", decía. Pienso también en los ciclistas, en su impulso verdadero de su pedaleo.
Precioso el vídeo, Giovanni.
Di que sí y no desistas, que digo yo que Bach se lo merece. :P
Un abrazo.
Muchas gracias, Giovanni. Te sale mejor que a muchos de mis alumnos jóvenes (los mayores no lo intentan), y con más sentimiento, desde luego.
Un abrazo
No hace mucho leí "El violín interior" de Dominque Hoppenot (el libro de cabecera de los músicos de cuerda frotada, al parecer). Tengo el libro lleno de pliegues. Al verte ahora tocar, recuerdo uno de ellos. Dice: "los dedos son la expresión de lo que se decide en otro lugar". Y pienso en esto tambien al ver a los ciclistas, en el verdadero impulso de su pedaleo.
(Más o menos algo así decía mi anterior comentario, antes de que Blogger se lo tragara)
Un abrazo.
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