Marseille - Paris - Trouville
Me gusta la luz de la ventana y lo oscuro adentro. Me gustan las mesitas que se pueden tirar (cerca de mi mano, bajo la ventana), la calefacción que se puede arreglar (cerca de mis pies), la ventana que se puede bajar, el espejo que se puede mirar. Un pequeño mundo. Y fuera, el mundo grande. Hay viento. Hay campos de trigo. Hay graneros. El sol se acuesta. El ruido del tren.
Es solo hace treinta años. Viajábamos en tren de Marseille a Paris.
Me gusta también el contraste de la foto en blanco y negro con el dibujo coloreado que Aafke hizo cuando estaba de visita a Marguérite Duras, para entrevistarla. C'est l'Océan Atlantique à Trouville, el 4 de septiembre 1992.
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3 Comments:
Se extrañaban tus post!
Solo hace 30 años..., que jóvenes eramos!!
El dibujo coloreado (colorado es el color rojo), es la fuerza del oceano interno de M. Duras y/o de Aafke?
Abrazo,
BL
Aquellos trenes tenían algo especial que hacía del viaje, eso: un viaje.
Me gusta que te gusten todas esas cosas;-)
Sí, se te extrañaba.
Coincido en esa sensación contigo. No me ocurre en un tren pero si en otras estancias, en otros momentos. Es como si mi pequeño mundo se hubiese separado del mundo grande, aparcado a la sombra, respirando para volver. La acuarela y la foto son perfectas para tus palabras.
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