
Acabo de volver. Busqué el dibujo que hice en Col de Rousset hace 45 años y no lo encontré. Volví a
Col de Rousset
y dije a mi hijo: "Todo ha cambiado... Ya no está el edificio donde nos
alojábamos." Mi hijo sonrió o eso pienso porque no miré muy bien su
cara. Antes de seguir el camino (en coche, no en bici) tomábamos un
Perrier y una Coca Cola en una terraza con vista a la pista de esquí.
Hace 45 años la pista no estaba, sólo había "une pente rapide" (no sé
esas palabras en castellano...) que nosotros, jóvenes de todo Europa,
teníamos que limpiar de piedras gruesas. Mi hijo se rió cuando le
contaba que tirábamos las piedras a ambos lados. "No te costó hacer un
semejante trabajo?" me preguntó. "No pensaste, esto es un trabajo
tonto?" "No," le dije, "lo hice con placer." "Y cómo llegaste aquí?" "En
tren. Saliendo de la estación de Die llegó un bus, nos vinieron a
buscar." "Saliste solo de la estación, no había nadie para ayudarte?"
"No. Por qué?" "Ya hablaste francés?" "No, casi nada, pero ya lo
entendía un poco cuando la gente hablaba lentamente. Aquí aprendí a
hablar francés, y después en otro campo internacional de trabajo lo
aprendí mejor."
Encontré un otro dibujo mío, de hace 42 años. Lo
hice durante una estancia en Marruecos donde en aquel entonces vivía mi
hermana francesa. Ahí, en Marruecos, mejoré mi francés.
1 Comments:
Tú te haces entender en muchos idiomas, incluido el francés.
Post a Comment
<< Home